El método, anunciado en la revista de medicina "The New England Journal of Medicine" y en el diario local suizo Le Temps, aprovecha la capacidad única del hígado para regenerarse, lo que en los últimos años ha permitido desarrollar nuevas estrategias en cirugía hepática y trasplantes.
En la primera operación, se limpian las metástasis visibles del lóbulo izquierdo del hígado, mientras que se obstruye la vena que riega la otra parte del órgano, la más afectada por los tumores.
Al mismo tiempo, se administra directamente quimioterapia al hígado por la arteria hepática, lo que permite una disminución de la masa tumoral del 60 por ciento, un resultado "espectacular", según el responsable de cirugía del Hospital Universitario de Zúrich, Alain Clavien.
La parte del órgano que no recibe irrigación se atrofia y se extrae en una segunda operación que se realiza tres meses después, mientras que la otra se hipertrofia, es decir, aumenta de tamaño, al tiempo que los tumores que aún quedan en esa zona disminuyen gracias al efecto de la quimioterapia.
La administración local de quimioterapia "es muy eficaz, no provoca demasiados efectos secundarios y se puede administrar de forma masiva porque el medicamento es rápidamente destruido por el hígado", según Clavien.
Pese al éxito de esa práctica, "por ahora sólo se aplica a los pacientes cuyo pronóstico es muy pesimista", agregó el médico en declaraciones a Le Temps.
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